divendres, de desembre 12, 2008

Las naranjas tienen algo contra mí. Yo las quiero, y ellas se empeñan en hacerse raras.
Saco una naranja de la heladera, eran todas pequeñitas y blanditas, parecían jugosas. Elijo una, elijo un pelón también y al plato. Empiezo por la naranja, que me gusta, pero más me gusta el pelón. Y empiezo a pelar naranja. Y la cáscara era muy fina y salía con facilidad y empecé a dudar de que tal vez era una mandarina, pero no, tenía olor a naranja. Y era de esas naranjas que a veces están como medio secas, me gustan igual porque son crocantes. Y los gajos eran chiquitos y finitos y hasta que no sentí el gusto en la boca seguía dudando de si era o no mandarina. Pero era naranja al final, y estaba seca, pero algo de jugo tenía. El siguiente gajo tenía unas semillas demasiado grandes para tan pequeñito gajo, y muy verdes, así de verdes como se ven las venas en los antebrazos. Muerdo el gajo y tenía gusto a pasto. No! Otra vez? me pregunto, ¿qué demonios les sucede a mis naranjas?, y saco el gajo. Tenía brotes. Casi todas las semillas de mi naranja estaban brotadas. Igual me comí la naranja, abriendo los gajos, extrayendo las semillas y listo. Supuse que en realidad la naranja estaba tan seca porque las semillas se habían absorbido todos los líquidos. Los dos últimos gajos no tenían semillas, eran más gorditos y super jugosos y dulces. Por eso no hay que tener hijos.
Las semillas se las guardé a mi mamá para que las plante, en una de esas volvemos a tener naranjo. Mi pregunta es, si no la hubiese comido, ¿hubiese crecido en la heladera? ¿qué manía tienen las naranjas que hacen cosas raras bajo su cáscara? ¿Serán transgénicas? Esto está para llamar a Facundo Pastor o Diego Planes.

1 comentari:

Anònim ha dit...

las naranjas son rarísimas, tienen voluntad propia y muchas veces, hasta mañas.
me gusta la idea fio, let's do it.

y tengo sueño y calor, mala combinación pero no tengo ganas de escribir y la cama me llama asdasd


asd