dimarts, d’abril 21, 2015

Una conversación real

En los últimos días estuve recibiendo reiteradas llamadas de empresas de telefonía, ya sea de Claro, para ofrecerme vaya a saber qué (nunca los dejo hablar lo suficiente) o de Personal (el servicio que uso), para exactamente lo mismo.

Sé que existen cosas como No Llame para no ser molestado nunca más (nunca digas nunca), pero creo que casi disfruto el hecho de ignorar llamadas o cortarles mientras están hablando. Hay gente que grita sobre almohadas, hay gente que le pega a una bolsa de boxeo. Yo le corto a los telemarketers. O hago que me corten ellos, eso me da siempre una gran satisfacción (cuando son ellos los que llaman, y no una misma colgada horas del auricular en Atención al Cliente).

Personal tiene particularmente un sistema por el cual se activa la llamada cuando uno dice hola o emite algún sonido. Las últimas veces que me llamaban y atendía con ganas de pasarles un poco de música, hacerlos escuchar la peli o serie que estaba mirando o hacerles un heavy breathing, la llamada se cortaba automáticamente porque yo no articulaba palabra.

Para saber qué querían esta última vez, los atendí, y sucedió la siguiente conversación:

La que escribe: Hola (todas mis interacciones deber ser leídas con la voz más monótona e inexpresiva posible, juro que ser agresiva en mi modo de hablar no estaba para nada en mis intenciones)
CF: …
LQE: Hola.
CF: Hola, mi nombre es Cósima Fulanita y me comunico de la empresa Telecom Personal. ¿Hablo con la titular de la línea?
LQE: ¿Para qué me llamás?
CF: Nos estamos poniendo en contacto para informarle que su plan está desactualizado.
LQE: ¿Y qué querés que haga?
CF: …
LQE: …
CF: *click

Realmente estaba esperando su respuesta, pero parece que el secreto es responder siempre con una pregunta, y si encima es justo esa pregunta que no está en su guión, no saben cómo afrontar la situación y lo descartan a uno.

Lamentablemente siguen llamando.

dimarts, d’abril 14, 2015

Kiosco

Hablando con la genia de Ruth hoy mientras esperábamos en balde que los de Arnet nos devolvieran la llamada para arreglarnos de una buena vez la internet, no sé a qué vino pero me sale con que los kioscos son un invento griego o turco (no estaba segura), negocios chiquitos donde se vende de todo, y que en inmigraciones y esas cosas que pasan siempre en este país, lo trajeron, lo instalaron y hasta el día de hoy son furor, como bien todos sabemos. Y que kioscos como los de acá no hay en ningún otro lado. “Ni en Estados Unidos, ni en París, en ningún lado”, me dice Ruth. “¿Y dónde compra la gente chicles y cigarrillos?”, pensaba y decía yo. “En supermercados, o en locales específicos” (e imagino que esto serían golosinerías, tabaquerías, etc). Y entonces me acuerdo de que en las películas, lo más parecido a un kiosco son los minishop de las estaciones de servicio, o un minisuper, directamente. Hum, y me quedó ahí.

Wikipedia para el caso no es de mucha ayuda, al menos no yendo directamente a la entrada de “kiosco”, que un poco más y te lo pinta como un estilo arquitectónico. Al menos en su definición, sería una estructura exenta, y en las fotos que pone me hace acordar más a lo que nosotros llamaríamos “puesto”, onda puesto de diarios (que están aquellos que le dicen kiosco de diarios), de flores, de bondiola en la costanera y así. Eso en cuanto a los de uso comercial, porque aparentemente también entran en la definición de kiosco aquellos a los que yo hubiera llamado glorieta y que se usan de “espacio escénico”, ponele para  una orquesta (?) o simplemente como elemento decorativo en un parque, que por lo general es un golazo porque tienen techito (sombra) y a veces hasta asientos.

Una imagen vale más que mil palabras

 

A su izquierda un ejemplo español; a su derecha, uno alemán.

Sin embargo, si uno abre el artículo correspondiente a la subcategoría de “kiosco de golosinas”, enseguida nos damos cuenta de que entramos en territorio conocido. Si bien la foto muestra un ejemplar exento que parece casi una cabina de información turística (que es, de hecho, otra de las clasificaciones), la descripción nos resulta familiar y además un tanto arbitraria con el concepto de “golosinas”: “se venden todo tipo de golosinas y dulces (alfajores, chocolates, chocolatines, caramelos, pastillas, helados de palito, chicles), gaseosas, jugos, cigarrillos,galletitas, álbumes de figuritas, paquetes de azúcar, yerba mate, fósforos, encendedores, artículos de papelería,preservativos, etc.”.

Y bien sabemos que muchas ý muy diferentes cosas quedaron encerradas en ese lacónico “etc.”

Desde ya que ese artículo fue escrito por un compatriota o por alguien que bien conoce al país, ya que a continuación se menciona directamente nuestro caso y nos venimos a enterar de que aparentemente exportamos el modelo a España.

Fin del comunicado.