dijous, de desembre 04, 2008

10-

HISTORIA DE LA CULTURA II
Cátedra Prof. E. CASTILLO
Segundo cuatrimestre 2008
La Alquimia

“La alquimia ha ocupado a muchos locos, ha arruinado a una multitud de codiciosos e insensatos y embaucado a otra multitud aún más grande de crédulos”
Roger Bacon en Espejo de la Alquimia

Si bien la alquimia es conocida como el arte de transmutar en oro a los metales menos nobles –o, simplemente, como “el arte de hacer oro”- se puede decir mucho más que eso.
De carácter esotérico, era considerada una ciencia revelada por el dios Hermes, de ahí su concepción de ciencia o filosofía hermética, una doctrina secreta. Distintos autores diferencian tres tipos de alquimia: la práctica, cuyos fines principales son la transmutación de metales y la medicina universal, a través del elixir de la vida y la piedra filosofal; una teoría mística, donde los metales viles y la materia sobre la que el alquimista debía trabajar era su propia alma y elevarse hasta llegar al oro espiritual pasando por metamorfosis progresivas del espíritu; el ars magna, una alianza de misticismo, aspiraciones religiosas, teosofía y procedimientos prácticos, una suerte de síntesis de los aspectos anteriores.
Al existir dentro del contexto medieval, estaba impregnada de sentido religioso. Dentro de su lenguaje cifrado y simbólico ha utilizado términos tales como matrimonio, pasión, muerte, resurrección; se ha llegado a asociar a la piedra filosofal con Cristo, pues según los textos alquímicos debe pasar por un putrefacción, luego una purificación y renacer en todo su esplendor (pasión – muerte – resurrección).
Este carácter tal vez excesivamente simbólico de la alquimia estaba dado para que los conocimientos y técnicas reunidos a lo largo de los siglos no fueran entendidos por nadie más allá de aquellos iniciados, no podía permitirse que llegaran al común de las personas. Los textos son intrincados, llenos de complejos signos, ilustraciones; incluso se llegaba a explicar procedimientos desordenadamente, con tal de que los secretos de esta ciencia esotérica no fueran revelados. Por esta razón, los escritos no eran sencillos ni para los propios discípulos, los aspirantes debían seguir el adagio “Lege, lege, relege, ora, labora, et invenies” (“Lee, lee, relee, ora, trabaja y hallarás”).
El complejo simbolismo alquímico, la forma en que la alquimia habla de ella misma, es la forma en que yo he decidido hablar de la alquimia, a través de la representación de una pequeña porción de su oscuro lenguaje.



En el extremo superior izquierdo como en inferior derecho hay un ave en ascenso, representa la volatilización o sublimación de la materia. En el extremo opuesto, el pájaro que desciende simboliza la precipitación o la condensación.
La serpiente que se muerde la cola, el uróboro, es el símbolo de la evolución que renace sin cesar de su propia destrucción, en un movimiento sin fin, eterno.
Saturno se asocia al plomo, Júpiter al estaño, Marte al hierro Venus al cobre, Mercurio al mercurio, la Luna a la plata y el Sol al oro. Este era el orden de transmutación de lo metales: del más opaco y “caótico” que era al plomo; el estaño; el hierro, sumido en lo más oscuro de la tierra; el cobre que contiene en exceso una fuerza solar no consolidada; el mercurio que simboliza la materia prima, la matriz de los otros metales; la plata, el estado virginal de la materia pura; el oro, reúne en sí todo el color, toda la luz metálica, la perfección .
El fénix simboliza a la Piedra Roja, la piedra filosofal, que renace de sus cenizas. El cuervo encarna a la materia putrefacta, la nigredo, mientras que el cisne representa a la albedo, albificación. El pavo real significa las distintas tonalidades manifestadas por la materia en el curso de las operaciones alquímicas. El dragón puede significar tanto el caos, la materia prima o el fuego. El carnero y el toro, en su interpretación zodiacal, determinan los periodos astrológicos en que debe desarrollarse la obra alquímica .
Del árbol de la Filosofía (equiparado en ocasiones con el árbol del Génesis) penden los sueños de inmortalidad y conocimiento absoluto. Los frutos del árbol lunar podrían ser obtenidos por aquellos que habían encontrado la Piedra Blanca, producto de la Pequeña Obra. De la misma manera, quienes hubiesen obtenido la Piedra roja, podrían alcanzar los frutos del árbol solar, comparado al árbol de manzanas de oro del jardín de las Hespérides.
El caduceo es el cetro de Hermes. Las dos serpientes que entrelazan la varilla representan para el alquimista los dos principios contrarios que han de unificarse. Estos dos principios están encarnados en la figura del hombre eliocéfalo (azufre: propiedad masculina, activa, fija, caliente) y la mujer con cabeza en forma de luna (mercurio: propiedad femenina, pasiva, volátil, fría). Ambos principios se combinan en diversas proporciones para formar a los distintos metales y minerales .
El sello de Salomón contiene en sí a los cuatro elementos –agua, tierra, fuego y aire-, que no designan la realidad concreta sino que son interpretados como estados de la materia. Sus signos reunidos expresan la unidad cósmica .