dimarts, de desembre 09, 2008

Hace unos minutos tuve una epifanía y tengo que dejarla por escrito antes de olvidármela, como me sucede con todo últimamente. He descubierto que el aislamiento de gente... No, no es así. Cuanto más tiempo paso en mi casa, sola, sin contacto con la gente con la que estoy casi a diario, es decir, en el ámbito universitario, enloquezco. Enloquezco, en realidad, no sucede de un momento a otro, simplemente, durante este fin de semana largo, me he dado cuenta que lejos de la facultad mi personalidad enfermiza, la que se obsesiona fácilmente y se alimenta de fantasías e idioteces, la personalidad que se cultivó durante toda mi vida, aflora. Y me doy cuenta de esto a dos semanas de terminar el cuatrimestre, dos semanas en las que ni siquiera voy a ir para allá todos los días. Empezando por hoy, que no fui por haber promocionado. Tal vez sea angustia, tal vez era angustia el mes de locura que tuve durante las vacaciones de invierno. El caso es que me siento normal en el edificio, rodeado de gente que responde a mi normalidad, digamos, es una normalidad particular, tampoco es que somos parte de la masa indiferenciada de la sociedad, pero es mi normalidad y extraño esa normalidad y ni siquiera sé si lo que tengo es locura, pero es la palabra que se me ocurre, pero que no sirve para expresar realmente lo que tengo. Deberían inventar más palabras.
Y en este momento de "locura", en que necesito a mi cordura más que nunca, en vez de tener, no sé, angustia oral y comer comer comer tengo "angustia de teclado" y siento como que necesito escribir escribir escribir, escribir qué? En estos dos o tres días he escrito como nunca en mi vida, pero lo único que hago es molestar a mis amistades, escribiendo mails y mails y en sus respuestas casi puedo percibir el hastío de responder a mis insistentes intentos de contacto humano, tal vez lo único que me gusta sea el ruido del teclado al escribir rápidamente, el ruido que tendría que estar haciendo al escribir el maldito parcial domicialiario de filosofía, cómo odio filosofía! Tal vez sea sólo eso, que no sé que escribir y saber que otros ya lo entregaron y que tengo como fecha límite el viernes y que estaría bueno entregarlo antes y que no quiero ir a final porque odio filosofía y estoy con la soga al cuello, necesito por lo menos un 7 y no tengo las ideas claras, el tema no me interesa, leo los textos y mi concentración no está ahí, se pierde, se va a mis fantasías, a mis conversaciones imaginarias y en este momento, repito, en que más la necesito, a mi cordura y raciocinio, se van, se van de paseo, se ponen a ver videos y trailers y me obsesionan, me obsesionan con algo que ni siquiera sé si vale la pena, y trato de convencer a los demás de que sí, que vale la pena, que vamos a verla al cine, porque seguro está buenísima y claro que lo va a estar.
Y mando mails, mails y mails, largos, infinitos, exigiendo respuestas igual de largas e infinitas, pero nunca suficientes, y el tema del mail es que la respuesta inmediata no dan ganas de seguir, qué sentido tiene la rapidez si no se pueden escribir largas cartas debido a eso mismo? Cuántas novedades pueden surgir de un día a otro, cuando encontrás la respuesta en tu casilla, tal vez apenas horas después de haber mandado la tuya. Ya no es lo que era antes. Si volvieron los lentos, quiero que vuelvan los amigos por carta. Es una brazada desesperada de mi razón para volver a la normalidad. Se está ahogando.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Fio, escribámonos cartas (L)
Antes tenía varios amigos por carta y estaba buenísimo ..
Y de a poco se fueron perdiendo ..
Y ahora no tengo ninguno.
Y te entiendo, debe ser ansiedad, o angustia, no sé, pero entiendo cómo te sentís. Yo canalicé un estado parecido al tuyo escuchando música en polaco y tratando de entender qué decían las letras. Obvio me volví pelotuda y mi vieja me miraba raro y mis amigos no quieren escuchar nunca más algo en polaco, pero bué.