dilluns, de març 16, 2009

Sueño de una noche de verano

Que estaba en un grupo super popular, pero más bien como segundona de cuarta, onda sirvientita. Pero él me gustaba pero él tenía como una historia con ella o algo así. Pero medio onda me tiraba, o era lo que yo quería creer. Que nos metíamos en lugares como prohibidos, así de insurrectos y populares que éramos. Una terraza enorme, gris. Totalmente prohibido. Había mucha mucha gente, haciéndose los super, mirá lo que hago, también. Y nos corremos de lugar, y nos sentamos como en ronda, y le dejo sitio a él para que se siente a mi lado. La terraza es enorme, y gris. El cielo está gris. Hay antenas y cosas por el estilo a nuestro alrededor. Hace frío, creo. Y giro mi cabeza a la derecha y veo un grupo de gente con unos super trajes, onda policía futurista o no sé qué. Cascos y lentes. ¿Militares? Y tenían gaviotas o aves así, con caso y lentes también. WTF?, pienso. Y todos se levantan y buscan la salida. No entiendo nada, pero me asusto, nos van a agarrar, pienso, y trato de bajar de la terraza. Y se arma un desconche tremens, mucha gente queriendo bajar y a la vez otra tanta queriendo subir. Estamos en un colegio, parece, y grados más chicos, en fila y siguiendo a su maestra, intentan subir a la terraza. Quiero dejarlos pasar y a la vez estoy muy urgida de bajar, no quiero que me atrapan en una situación tan comprometida. Mucha mucha adrenalina. Logro bajar corriendo a la escalera y una vez abajo, ya me siento a salvo y segura. Como que había bajado dos pisos de golpe. Miro para arriba y en el piso superior hay agitación y mucha gente yendo y viniendo. Y perdí de vista a los únicos que reconozco de mi grupo, él ella, tan hermosos, tan ment to be. Yo quería ser como ellos y por eso los seguía como perrito faldero. Y lo veo en la escalera y baja rápido y se tropieza y cae rodando. Cae y no reacciona. Detrás de mí está la enfermería, y a través de la puerta de vidrio le pido por favor a la enfermera que me ayude. Y se niega y me dice “yo hago las cosas bien” o algo así, o sea, no me iba a ayudar porque nosotros no estábamos haciendo lo correcto. ¡Maldición! No sabía qué hacer y no podía cargarlo yo sola hasta el hospital. Tendría que pedirle ayuda a ella y no quería, quería ser su única salvadora. Baja ella, tan elegante y calma, se aleja del pandemonium, perfecta y sin despeinar, como si nada hubiera pasado. La digo que me ayude, que la enfermera no iba a ayudarlo. Y de súbito él se levanta, tan elegante y calmo, perfecto y sin despeinar, como si nada hubiera pasado. Y se abrazan. Invisible-me se aleja. Y pienso que si seguimos haciendo cosas así, cuando sea grande voy a tener recuerdos y anécdotas que contar, de las cosas interesantes y locas que hacía de joven. A la vez, parte interna de mí sabía –o sospechaba- que era un sueño y que despertaría y volvería a la rutina gris, tan gris como la terraza, como el cielo. Decidí seguir en el sueño un poco más, tal vez ganarle a ella una pequeña batalla, a modo de venganza.
–Blur- El tema es que encuentro de pura casualidad una habitación realmente horrible y venida a menos, pero donde se exhiben prendas como nunca vista en tu vida. Todo el lugar era un desastre, un abandono total, pero la ropa en los percheros valía la pena. Esta lugar viene a ser algo super secreto y que yo lo haya encontrado no era del agrado de nadie allí presente, por lo que sus expresiones me demostraban. Estaba ahí con alguien, una amiga de la vida real. Empiezo a mirar los vestidos, en tu vida vas a poder pagar eso, me decía. Nada impide que me los pueda probar, replico. Agarro uno con verde, me queda genial, claro. Después agarro otro con azul, con motivos de caracoles marinos. Salgo del vestidor (una especie de depósito enclenque de madera, con una cortina, y adentro había cachivaches y una cama vieja) con el vestido puesto. La mayoría de la gente se había ido, el sitio estaba por cerrar. Me dije a mí misma que tenía que recordar como llegar la próxima vez, al parecer estaba dentro del colegio/escuela/edificio/universidad donde transcurre todo el sueño. La diseñadora estaba ahí, era amiga de la madre de ella. Competían, diseñaban ropa las dos. Habían sido muy amigas, si hubiesen trabajado juntas, habrían terminado por destruirse, separadas era mejor. Le gustaba como me quedaba el vestido. Fantaseo con modelar, tal vez fuera posible. La otra pequeña estaba conmigo. El lugar ya no era algo cerrado, era una costas. Había mar, arena, maderas tiradas... Charcos. Mi vestido de motivos marinos combinaba con el ambiente. No había viento. Tal vez hacía frío, la pequeña se había puesto un vestido abrigado, pero corto. Me pregunta si es demasiado corto, si debería usarlo con un pantalón. Le digo que no, que estaba bien. La miro de nuevo, sí, mejor con pantalón. El cielo estaba gris. Consideré mi batalla ganada. Regresaba al vestidor para ponerme mi ropa.
Despierto.