dilluns, de març 02, 2009

No puedes seguir inventando que el mundo sea otra cosa y volar como mariposa

Una atmósfera soporífera envuelve a mi casa. Todos duermen. TODOS.
Perlita en la silla, tan dormidita, tan gordita, dan ganas de darle besitos en su pancita gris, sin despertarla, pero todos sabemos que es imposible. Se enojaría, mordería, haría sus ruiditos de boca cerrada, se lavaría la panza y seguiría durmiendo.
Iara en el piso, nunca dormida del todo, enrollada en sí misma, atenta a cualquiera de mis movimientos, por si llego a dejar al ambiente. Me seguiría, claro.
Morena, fuera de mi vista. En algún momento de mi eterna distracción, se habrá ido a dormir a mi cama. En cuanto entre a mi habitación, me mirará con cara de culpa, con cara de yo-no-fui, con cara de atrapada in fraganti, con cara de miedo. Con cara de perdón, ¿me dejás?
Leticia, también en mi cama. Pero sin culpa, con la seguridad y la certeza de que la cama es suya y me la presta a la noche.
Miyuni, en mi habitación, seguro, también. Pero en el piso, arriba de algo tirado, preferentemente papel, cartón, diario. Dormidito en toda su gordura, también dan ganas de darle besos en la panzota. Pero muerde fuerte.

2 comentaris:

Nelson ha dit...

tengo una idea, abri la puerta de martes a domingos entre las 10 y las 19, no permitas que la gente entre con comida ni bebida (se te pueden empachar los bichos) y wala!! tenes tu propio temaiken! jeje

Marie Deschamps ha dit...

¿Gatos, supongo? ¡Qué suerte la suya!

Le mando un saludo señorita.