divendres, de gener 30, 2009

Estoy aterrorizada. Hace instantes visualicé una cucaracha gigante, con patas enormes, horripilante. Sin sacarle los ojos de encima, tanteé el Raid. Le tiré con toda mi furia. Cayó al piso, ¡y empezó a correr hacía mí! Y yo le rociaba más y más insecticida y la aberración seguía acércandose. De golpe giró a su derecha y desapereció debajo del sillón. No puedo encontrarla, pues precisamente, al lado del sillón está la computadora. No logro verla debajo del sillón y me aterroriza pensar lo que puedo encontrar debajo de la computadora. Pegué un grito cuando sentí un roce en el pie (falsa alarma). Ante el mínimo signo de posible movimiento (o un reflejo en mis lentes) me doy vuelta. Estoy completamente sola en casa por un buen rato. Me siento amenazada. Sólo puedo esperar que simplemente esté un poco perseguida por el shock, y que en realidad la abominación está agonizando en algún rincón oscuro. Trato de aguzar mi oído, a ver si puedo escuchar sonidos de cucaracha agonizante. Sólo escucho el tic-tac del reloj y los pajaritos en el patio. Sé que está ahí, esperando a que baje la guardia, para acercarse y atacarme. Creo que mejor me voy a mi habitación. Allí tengo otro insecticida, siempre al lado de la cama.

2 comentaris:

Rocío Celeste ha dit...

en mi casa no hay cucarachas, hay grillos!

xD

Anònim ha dit...
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