dilluns, d’agost 02, 2010

Miss Tacuarembó

Acabo de llegar de la calle, todavía tengo la cara fría y las manos heladas.
Vengo del cine del barrio, de ver la película, bueno, obvia por el título.

Digamos que fue una experiencia inolvidable, no, más bien anecdótica del tipo "no, porque yo, una vez, fui al cine y...".
Bueno, yo, esta vez, fui al cine y llegué media hora antes de que empezara la función, porque así como me bajé del tren fui al cine, a la función de las 5.
Llegué, y tuve que esperar un ratín a que me atendiera el viejito de la boletería, porque estaba hablando por teléfono con alguien, algo serio, parece, de un contrato, no sé qué... bueno, no viene al caso.
Mientras esperaba a que me atendiera, miré a mi alrededor. Y sólo confirmé lo que venía pensando desde que se me ocurrió venir a verla, que iba a estar yo sola en la función. Así como que pusieron la cinta sólo por mí. Ja, qué importante.

Y bueno, tenía hambre y tenía escondida en la mochila un paquete entero de tutucas que me comí en la primera hora -y es exagerar, porque me lo comí en menos que eso-.
Y bueno, como no veía mucho movimiento y el viejito de la boletería le estaba pasando por teléfono los horarios de las películas a alguien, puse cara de circunstancias hasta que un chico que andaba por ahí me preguntó si iba a entrar, me cortó la entrada, me dio el folletito monocromático lleno de propagandas de remiserías y fiambrerías y un 2x1 que dura de septiembre a noviembre.
Mientras esperaba a que empezara la película (así de una, sin adelantos ni nada), siendo la única persona en la sala, veía que alguien entraba y salía de la sala, hasta la cabinita del proyector. No presté mucha atención. Resultó ser el señor que proyectaba, que por lo que me dijo después (durante la película) (sí, DURANTE, porque a veces venía y me hablaba) estaba prendiendo la calefacción de la sala para que no tuviera frío.
Y así, se me acercó un par de veces más, para ver si después estaba mejor, y después ya cuando estaban pasando las personas que habían trabajado en la película, para decirme que no había tenido mucho éxito, que el día que más personas hubo, de 100 localidades que tiene la sala, se habían ocupado 34, y que a la gente no le gustaba, que no la entendía (y, la verdad, digamos que para algunas susceptibilidades, Mike Amigorena, en cueros, con un taparrabos, cantando y bailando y personificando a Jesús, debe caer un poco pesado) (a mí me encantó) y que el no las miraba, las pasaba nomás.

Y lo que fue un poco -para mi mundo pequeño- la frutilla del postre, fue, viendo a la gente que trabajó en la película que diga:

MAQUILLAJE
OSCAR MULET

Nada, es el papá de una amiga del trabajo. Me habían dicho que era un maquillador re importante pero fue como la comprobación, no sé, me puso feliz, especialmente porque no lo sabía...
Nada, la película es muy genial y me hizo una tarde muy feliz, la experiencia toda.








1 comentari:

Nati Alabel ha dit...

Qué linda anécdota. Me encantó tu blog, qué bueno haberlo añadido!